Las personas con diversidad funcional también se suicidan
- Laura Ramos
- Oct 2, 2024
- 4 min read
Septiembre fue el mes de la prevención del suicidio; el siguiente artículo forma parte de los esfuerzos dirigidos por el programa DBT de la Universidad Albizu para crear conciencia
Como parte de los esfuerzos llevados a cabo durante el mes de septiembre, mes de la prevención del suicidio, a mi compañera Luzmaría Miranda y a mí se nos ocurrió dar una charla sobre la incidencia del suicidio en la comunidad de diversidad funcional. Esta presentación formó parte de los esfuerzos dirigidos a la creación de conciencia y psicoeducación por el programa DBT de la Universidad Albizu durante este mes.
Adentrándonos en el tema, partimos del siguiente contexto: las tasas de suicidio han aumentado durante los últimos 20 años y continúan altas. Para efectos del 2024, el suicidio es la segunda causa principal de muerte entre las personas de 10 a 34 años (según el CDC).

Las tasas de suicidio se elevan aún más entre los grupos vulnerables y discriminados, entre ellos los refugiados, los pueblos indígenas, el colectivo LGTBQ+, los reclusos y la comunidad de diversidad funcional (según la OMS, 2024).
A modo de contexto, destacamos que el panorama para la comunidad de diversidad funcional incluye psicoeducación al respecto: la diversidad funcional en ocasiones influye en el funcionamiento y en áreas como la movilidad, la capacidad cognitiva y la capacidad psicológica.
Entre las personas con diversidad funcional hay una posible alteración en las funciones o estructuras corporales que afectan, por ende, la actividad y su participación en la sociedad. La diversidad funcional puede incluir diversidad funcional física, diversidad funcional cognitiva, diversidad funcional sensorial y trastornos de salud mental.
Irónicamente, aunque la comunidad de diversidad funcional usualmente es invisibilizada, cuenta con una presencia global contundente: se calcula que hay aproximadamente 1,300 millones de personas con diversidad funcional en todo el mundo, traduciéndose esto a 1 de cada 6 personas son parte de esta comunidad (OMS, 2023).
Focalizándose en los Estados Unidos, el 22% de los adultos tienen alguna discapacidad. Es decir: que 53 millones de personas en todo el país cuentan con alguna diversidad funcional, según afirman los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades en el 2015.
Adicional a la existencia de una condición o una diversidad funcional, existen factores personales, contextuales y ambientales que impactan el desempeño y, en particular, el salud mental. Esto incluye barreras que vulnerabilizan a esta población.
Cabe destacar que aunque se reconoce que todas las personas en el mundo se enfrentan a diferentes dificultades, las personas de diversidad funcional usualmente se enfrentan a barreras con mayor frecuencia y de mayor impacto.
Ponemos barreras cuando…
Con nuestra actitud, fomentamos estereotipos, estigmas, prejuicios y discriminación. (Por ejemplo: asumimos sus necesidades sin preguntarle antes, asumimos que la calidad de vida de una persona con diversidad funcional es mala, que no están sanos debido a sus deficiencias o que son personas a las que hay que tenerles pena)
No proveemos métodos de comunicación para quienes se comunican de manera diferente a una persona ‘normal’. (Por ejemplo: uso de letra pequeña en material escrito, no proveer intérprete de lenguaje de señas, etc)
Programamos limitaciones en la prestación eficaz de un programa de salud pública, atención médica o hasta académica a personas con diferentes tipos de condiciones (Por ejemplo: programación de horarios inconvenientes, no proveo suficiente tiempo destinado para exámenes y/o procedimientos, etc)
Impedimos o bloqueamos la movilidad y/o el acceso de una persona con diversidad funcional a un lugar (Por ejemplo: bloquear las rampas de impedido, estacionarse en estacionamientos claramente designados para personas con diversidad funcional cuando no lo soy, se diseñan baños no aptos para personas con todo tipo de diversidad funcional, cuando la rampas de impedido están mal hechas y mal situadas, etc)
A nivel político e institucional, no se hacen cumplir las leyes y regulaciones existentes que promueven la accesibilidad (Por ejemplo: violar leyes que favorecen y protegen a las personas con diversidad funcional, negarle acomodos razonables a personas con diversidad funcional, incumplir con acomodos razonables ya establecidos, negar sutil o explícitamente oportunidades laborales y/o académicas, etc)
A nivel social, implementamos barreras que contribuyen a la reducción del funcionamiento entre personas con diversidad funcional (Por ejemplo: limitamos los ingresos de las personas de diversidad funcional con tal de limitar el recibimiento de beneficios como plan médico y acceso a servicios de salud, limitamos el acceso a transporte accesible, etc)
Esto amerita la pregunta: ¿es posible que exista una correlación entre las altas tasas de suicidio dentro de esta población?
La respuesta es que sí. Afortunadamente, existen señales de alerta para identificar si una persona con diversidad funcional tiene pensado hacerse daño o quitarse la vida:
Aislamiento repentino o pérdida de interés en actividades placenteras
Disminución de respuesta a los reforzadores
Cambio de apetito o rehusarse a comer
Situación traumática
Llanto persistente, tristeza o aumento de la agitación o irritabilidad
Retroceso en las habilidades para la vida diaria o mostrar una incapacidad inusual para aprender nuevas habilidades según lo esperado
Perseverar o hablar sobre la muerte
Hacer planes para suicidarse o buscar formas de hacerlo
Comentarios sobre no tener razones para vivir y desear no estar vivo/a
Hacer comentarios negativos sobre su persona, esperar un castigo
Por ello se recomienda utilizar palabras y frases cortas, evitar dar instrucciones de varios pasos, no ridiculizar ni burlarse, no hablarle a la persona con diversidad funcional de manera infantil, utilizar gestos y ayudas adaptadas para la comunicación cómoda y accesible, mostrar preocupación, ofrecer ayuda y escuchar activamente, no dejar solo o sola a la persona que reconoce pensamientos suicidas, llamar al 911 si la persona corre peligro, y ser empático.
Este último punto ha de recalcarse, dado que las diversidades funcionales muchas veces no se ven. Por ende, se promueve pensar que hoy la persona con diversidad funcional es otra… pero mañana puede ser usted.
En fin, que las diversidades funcionales NO definen las capacidades o el potencial de una persona. Cada individuo posee fortalezas y talentos únicos…
Si no nos cree, piense en el tenor Andrea Bocelli… En el actor Michael J. Fox… O en los 4,400 atletas que compitieron en las Paralimpiadas de París 2024.
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